Interpretamos la naturaleza ontológica del ciberespacio como un espacio rizomático, como una red de redes heterogéneas de ruptura significante sistemática y multidimensional.
Rasgos ontológicos que acompañan al ciberespacio en su definición son la flexibilidad, la recombinabilidad, una permanente fluidez transformativa, una constitución efímera y una continuada reconstrucción de las identidades en su seno adoptando así una posición antiesencialista. También en el ciberespacio se producen fenómenos complejos de solapamientos múltiples entre proyectos en constante devenir, generando de este modo las condiciones de posibilidad para la producción de nuevas identidades político-ontológicas caracterizadas por su temporalidad, su ficcionalidad, su reversibilidad, su arbitrariedad.
En definitiva, los elementos que se dan en este nuevo entorno virtual están en un estado de constante transformación morfológica debido a la propia naturaleza ontológica del ciberespacio.
El ciberespacio, como espacio rizomático, permite un intercambio discursivo y conversacional ilimitado, lo que produce el efecto de una diseminación de las ideas como nunca antes había acaecido, debido tanto a la instantaneidad como a la interactividad del medio cibernético.
Como señala lúcidamente Virilio en su “Estética de la desaparición”: “nuestra vida entera transcurre en las prótesis de los viajes acelerados, de los que ya ni siquiera tenemos conciencia”. La velocidad altamente acelerada configura el medium básico que hace posible tal diseminación y contaminación de la información, de las ideas políticas , los gustos y preferencias estéticas.
El ciberespacio produce fenómenos de horizontalización y desjerarquización, impulsoras de una diseminación y una proliferación de identidades efímeras, moldeables, flexibles y contingentes, vinculados a contextos coyunturales: el ciberespacio entendido como un nuevo espacio cognoscitivo del ser, como campo de mediación/interacción intersubjetivas donde se producen estrategias de (auto)creación de identidades (político-sexuales-estéticas) virtuales basadas en el injerto, en la re/descontextualización de fragmentos, en el “copy-paste”.
Identidades virtuales que duran lo que dura la conexión al chat o al foro, aferradas a su naturaleza efímera y contingente. El ciberespacio nos libera de las limitaciones (espaciotemporales) del cuerpo y de sus atributos, que siempre vinculan al sujeto a un estereotipo dado de antemano. La superación de las constricciones inherentes al “aquí” y el “ahora”, que torna a los individuos conectados al ciberespacio en seres con capacidad para ubicarse en cualquier parte adquiriendo una identidad tan caprichosa (o deseada) como efímera, cumpliendo con los (ciber)sueños de un cumplimiento
(virtual) de aquello que siempre quisimos ser (de verdad) y que llegamos a ser (de mentira).
La elección del nick o mote o sobrenombre (como nombre que se superpone a nuestro nombre real del mundo real-offline) y del avatar en los foros de discusión suponen elementos básicos para la construcción de una identidad virtual alternativa a nuestra identidad real y que aglutina todos nuestros deseos, hobbies, fantasías, recuerdos, ensoñaciones o sensaciones relevantes para nosotros, por las cuales queremos ser reconocidos por los demás miembros del foro, tan virtuales como nosotros.
El cuerpo digital está poblado de multiplicidades como un “cuerpo sin órganos”. Vamos a concluir este apartado consagrado a la perspectiva ontológica del ciberespacio señalando que la estructura rizomática, caracterizadora del modo de ser del ciberespacio, consiste en una red descentrada/desjerarquizada que consiste en movimientos, velocidades e intensidades donde se produce el constante juego entre la reterritorialización (entendida como organización estabilizadora en un territorio como pueden ser un idioma, una familia, una identidad político-ontológico-sexual)
y la desterritorialización (como disolución del territorio).
Frente a los sistemas cerrados, Deleuze y Guattari oponen el rizoma, sistema acentrado como red de autómatas finitos donde la comunicación se hace de un miembro a cualquier otro de la red y donde todos los miembros son absolutamente intercambiables.
Cómo citar esta artículo:
Morueco Romera, M. (S/F). El ciberespacio como nuevo espacio político: notas para una ontología política nómada. Ponencia congreso UIB. No especifica fecha. Recuperado de: http://www.uibcongres.org/imgdb/archivo_dpo1785.pdf